lunes, marzo 15, 2010

 

Cambio social y docencia

Hubo un tiempo en que la persona que ejercia de "maestro" representaba un tipo de persona admirada y respetada. En ese tiempo el conocimiento era considerado un valor de gran estima social y un bien escaso, porque pocos podían completar sus estudios.

En el Renacimiento se impulsó ese ideal y acampó en la modernidad, tanto en su versión de erudición, como en su versión científica. Todo gracias al poder de la razón, en la que tanto se confiaba. Es en ese contexto moderno donde el enseñante adquiere sentido, como intelectual, como miembro de un grupo profesional cuya función es no sólo de producción crítica y de perfeccionamiento, sino también de organización, transmisión y circulación de bienes y valores que constituyen la herencia social de una Sociedad.

Ahora bien, el acceso masivo a la educación a partir de la segunda mitad del siglo XX, si bien es cierto que acelera el fenómeno de la especialización de las ocupaciones intelectuales, puede suponer también el inicio del declive de otras, concretamente las dedicadas a la transmisión del ideal de un “hombre de cultura” a través de la erudición.

En el papel de "intelectual" las personas que se dedican a la docencia son, en distinto grado y dependiendo, en muchas veces, del nivel de enseñanza en que se ubican: portavoces, divulgadores, sustentadores y creadores de unos valores culturales, normalmente agrupados en un conjunto homogéneo que definen una manera de vivir y de pensar, un conjunto de actitudes, un ideal de persona, propios de la clase media.

Pierre Bordieu señala que los individuos pertenecientes a cada una de las clases sociales son socializadas –tanto por la familia como por la escuela- en visiones del mundo y estilos de vida distintos, condicionados por la posición económica. La escuela refuerza la diferenciación entre “hombre cultos” y los demás cuando el maestro agrupa a sus alumnos en “brillantes” y “trabajadores”. Por ello el profesor va a actuar como una especie de portero que deja pasar o no al espacio social privilegiado de las élites culturales al juzgar a los estudiantes con los criterios de la élite culta.

En las últimas décadas la masificación de todos los niveles educativos hace que el conocimiento deje de ser un bien escaso, o en otras palabras, convierte en común la situación del padre de alumno con un nivel de estudios parecido o incluso superior al del maestro o profesor, lo cual empuja a rebajar la relación con este último de la categoría de la veneración a la de un simple trabajador que ejerce un servicio.





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